Se describió por primera vez el trastorno del espectro autista (TEA) señalando a niños que tenían problemas para relacionarse con los demás y una gran sensibilidad a los cambios de su entorno.
Previo a encontrar métodos o estadificar del TEA se creía que era poco frecuente, pero conforme el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 5th ed. (DSM-5) fue estandarizando la definición, se lograron diagnósticos más certeros de este padecimiento y así los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) pudieron determinar que prevalencia aproximada del autismo es 1 de cada 68 niños de 8 años.
El origen del TEA se asocia por el momento a múltiples factores, no se determina uno en específico, sin embargo, una investigación publicada en Reviews in Endocrine and Metabolic Disorders, menciona que hay una fuerte asociación con la deficiencia de vitamina D, durante el periodo de gestación, al igual que en la primera infancia, y el TEA, definiendo la deficiencia de vitamina D como un valor menor a 40 ng/ml según la Endocrine Society. La asociación deriva también de su relación con la demografía, ya que el TEA, es más frecuente en zonas urbanas, nubladas o lluviosas que reciben menor UVB solar, lo que disminuye la producción de Vitamina D por parte de la piel.
La nutrición también juega un papel importante, ya que algunos niños al terminar la lactancia no reciben los aportes necesarios, al igual que puede pasar durante el embarazo, una suplementación deficiente aumenta el riesgo de enfermedades para la madre.
Por lo que tomar medidas preventivas, siempre será lo mejor para la salud de todos.
Referencia:
1. Sanchack KE, Thomas CA. Autism spectrum disorder: Primary care principles. Am Fam Physician. 2016;94(12):972–9.
Cannell JJ. Vitamin D and autism, what's new?. Rev Endocr Metab Disord. 2017;18(2):183-193. doi:10.1007/s11154-017-9409-0
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